viernes, 6 de julio de 2012

LA LUZ DIFICIL

Autor: Tomás González

Obra  cuyo lei motive deviene en la Eutanasia, con el conocimiento, apoyo y  respaldo de los mas íntimos familiares de un hijo de familia, joven, cuya mala fortuna los  sitúa ante la dramática disyuntiva ,la cual a pesar de ser penada por la ley es aceptada en el mundo contemporáneo desarrollado, como la única alternativa medica para poner fin a los días de una situación de salud insoportable ,con dolores de una intensidad  cuya única salida viable es la muerte  asistida, rodeada de un silencio cómplice; el Padre, la Madre, hermanos y amigos mas íntimos, van tejiendo la urdiembre cuyo protagonista en su desesperanza  lo único que ambiciona es cortar definitivamente con los atroces dolores que no le permiten seguir viviendo  .
En la búsqueda de la panacea definitiva consiguen lejos del lugar donde habitan al Médico que le proporcionara la ayuda letal para poner fin a sus días.

El autor al que dicha decisión estremece los cimientos de su  religiosidad ,sin embargó  la afronta con relativo estoicismo ,del cual participa el resto de la familia, obligados por las circunstancia de sobrevivencia económica ,social ,incluida la soledad de un inmigrante cuyos nexos familiares se mantienen a la distancia, gracias a los medios de comunicación de una sociedad desarrollada que no da espacio para contemplaciones  de índole practica y que exige  soluciones económicas perentorias  a la economía familiar ,que se va convirtiendo en exigua ,por los costos que debe asumir con una enfermedad catastrófica de uno de sus miembros.

Alrededor de este eje se desarrolla el devenir de una familia cuyo máximo medio económico está íntimamente ligado con la pasión  de David cabeza de Familia ,pintor  de lienzos cuya obsesión por capturar la luz que despide en el agua  el ferry de staten Island ,(N.Y.)le da título a este  libro por lo difícil que resulta para el artista plasmarla  en el lienzo. Aunado a la dramática espera y desenlace de la decisión del hijo Jacobo de ponerle punto final a una vida sin vida, David deja correr los pensamientos que atenazan  la incertidumbre del fracaso o éxito de la misión de Jacobo en busca de el descanso final ,y el reconocimiento del avance del tiempo, qué implacable tritura  la joven vida del hijo, él artista que hay en David piensa que la Luz siempre inasible  es eterna y que la que había en el agua junto a los borbollones de la hélice del barco, por más que la miraba y retocaba, no conseguía plasmarla completa, es la luz que contiene a las tinieblas, a la muerte. 

El autor juega magistralmente con los tiempos en forma imperceptible, lleva al lector desde New york a la  Mesa  de Juan Díaz, pueblito ubicado en  tierra caliente y no muy distante de Bogotá, allí en la Mesa en donde él y  Sara su esposa, tienen una finca que les sirve de retiro al regreso de los años transcurridos en el extranjero, lugar descrito como paradisiaco y rodeado de jardines que Sara cultivó con esmero antes de sobrevenir su muerte.

Finalmente el autor se enfrenta a la vejez, optando por escribir que son las posibilidades que le restan ya que padece degeneración macular que le impide pintar y que si no fuese por la ayuda de la empleada domestica que durante el día desempeña el oficio domestico además de convertirse en lazarillo improvisado, escribe con su desigual escritura y peor ortografía lo que el autor le dicta.

Personalmente me siento invitada a una tenaz y personal controversia en la que están involucradas  las creencias religiosas, además de mi amor a la vida que me obligan a luchar contra la enfermedad y la adversidad, aunadas a la fe inamovible de mi pensamiento : que el valor  no está en morir sino en vivir ,y a pesar de la teoría actual sobre la calidad de vida, sostengo que pelear por vivir consiguiendo ayuda profesional,divina, o de la índole que sea,conservar el don de la vida merece todas las luchas del mundo, el interrogante esta en no acobardarse.

Traspaso esta mi inquietud a todas mis amigas, que estoy segura tendrán disimiles opiniones todas muy respetables por cierto.

Le doy gracias a la vida que tengo ojos para ver, oídos para escuchar, manos para escribir y cabeza clara para razonar.

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