viernes, 15 de febrero de 2013

EL PESEBRE QUE SE ESCAPO DE MIS SUEÑOS INFANTILES

Quito, 16 de diciembre del 2012

Autora: Consuelo Esguerra

En mis pensamientos revivo las imágenes de mis 6 hermanos y mamá alrededor de un pesebre que abarcaba un amplio espacio debajo de la escalera que llevaba al 2º piso de nuestra casa de la calle71 con carrera 11, a una cuadra de la 72 (avenida de Chile, El Bogotá de los tranvías, de la iglesia de la Porciuncula, de nuestra casa en ese entonces en la esquina con un jardín pequeño a la entrada principal, con una arquitectura con ligero estilo español, un gran balcón que tomaba toda la esquina del 2º piso,lugar ideal para mi 2ª hermana, donde se paseaba exhibiendo los últimos peinados imitando los de Vivian Leigh, y siempre con una flor que arrancaba de los maceteros con novios rojos sacrificados para alimentar su vanidad de protagonista de las románticas películas de la época, transportadas y escenificadas para su nube de admiradores juveniles que se juntaban en la vereda y que alimentaban sus sueños adolescentes con su figura sacada del celuloide.

Allí en aquella amplia casa; año con año se sucedían los pesebres en Diciembre, adornados con la lama rescatada, en las excursiones que a propósito se organizaban para traer la vegetación necesaria arrancada de las faldas del cerro Monserrate, dichas excursiones incluían el llevar un piquete, con papas chorreadas o solo papas hervidas con pellejo y sal, huevos duros, mazorcas algún jugo de lulo o mora y de postre bocadillo veleño con queso paipa.Ese maravilloso rito era el comienzo del veranillo decembrino donde arrancaban las excursiones para traer en un costal musgo verde, blanco, quiches, uno que otro trozo de árbol caído que si tenía nacidos en sus ramas era parte importante de la decoración del pesebre, mirto y algunas pajas para el portal donde se escenificaba la llegada del niño Jesús a Belén. Llegados con nuestro fardo proseguíamos a montar con mesas bancos y todo lo que a mano tuviéramos, para armar el escenario .al que luego recubríamos con una tela que se llamaba encerado, porque previamente había sido tratado con un liquido bituminoso y daba la impresión necesaria para aparentar cerros caminos y en fin la geografía fantástica de que estuvieron hechos aquellos fabulosos pesebres. En nuestro caso particular, salían a relucir como bases para el entramado unas dos Petacas antiguas hechas en cuero de vaca que se usaron para transportar mercadería a lomo de mula por los andes en épocas pretéritas y que sirvieron para transportar menaje variopinto,de los ascendientes familiares, completábamos y con enorme unción y respeto con una caja rectangular de tamaño mediano y no de mayor peso, pintada de negro, cerrada herméticamente y que en uno de sus lados tenia pintada una cruz blanca, y que todos hasta los más pequeños, conocíamos que dentro de ella reposaban los huesos de nuestro famoso difunto abuelo Paterno, Don Manuel Esguerra Vanegas .

Una vez realizada la decoración, le agregábamos un cielo azul de papel de seda tachonado de estrellas, recortadas a diferentes tamaños, y siempre con una más grande que era la que a los reyes magos les servía de pista para llegar a visitar al niño Dios antes del 6 de Enero. Ocasionalmente le pegábamos nubes de algodón blanco para dar realce al conjunto. Diseminábamos en todas direcciones casas de cartón de colores alegres y de tamaños diferentes, asimismo eran los pastores que acarreaban ovejas y ganado a ratos de mayor tamaño que el de los que los apacentaban, San José, la Virgen María y el Niño por lo general, eran de fina porcelana hechas en OCCUPIED JAPAN y en ocasiones de mayor tamaño,que los reyes magos; el burro y la vaca por lo general eran de celuloide, que llegaban desde Alemania ,y uno que otro borrego con pastores de minúsculo tamaño, el conjunto se completaba con un rio hecho con papel aluminio rescatado de cajas de cigarrillos Piel roja , río que nacía en algún risco montañoso e iba a morir en un platón lleno de agua donde cisnes, pescaditos y uno que otro renacuajo, nadaban. El portal de Belén era hecho con 4 palos y un techo de pajas,que servía de cobijo para las figuras del Belén.

Eran otros tiempos y aun no se electrificaba con luces de colores pero utilizábamos velas de cebo en colores diversos y desperdigadas por el pesebre,se iluminaban con fósforos hasta terminar la novena, mantenerlas prendidas era todo una reto y en más de una ocasión fueron culpables de conatos de incendio.

Durante 9 noches rezábamos la novena,cantábamos villancicos,que acompañábamos con pitos y panderetas, luego del rezo,Papa todos los días se encargaba de la celebración con luces de bengala totes, volcanes y rodachinas que lanzaban luces de múltiples colores,y que antes de apagarse definitivamente, toteaban durísimo expulsando por lo general fascinantes lluvias de estrellas, los días que se acercaban a el día final de la novena; Papá se arriesgaba a prender unas peligrosas bengalas, o triquitraques, que salían como sputniks persiguiendo a todo aquel que se atravesare en su camino.

Finalizado el 9º día aparte de quemar bastante pólvora se servía chocolate con un delicioso Tamal envuelto en hojas, por lo general había relleno de pollo y otros de cerdo, eran bastante grandes y eran envueltos y amarrados en hoja de plátano.

De postre se comían los buñuelos, que nadaban en una deliciosa almibar a la que se le agregaba unas gotas de azahar, era espeso, o también había quienes preferían un delicioso melado caliente con cuajada fresca.

Acabada la cena los adultos ordenaban a los niños a retirarse para que el niño Dios pueda llegar con los regalos solicitados a través de una carta dirigida con anterioridad al niño Jesús, a la mañana siguiente cada niño encontraba al pie de la cama algo solicitado con especial interés,no siempre se cumplían los requerimientos, sin embargo éramos felices .

Este relato lo redacte pensando que los recuerdos de la infancia son los artífices de días Felices,que los nietos tal vez les interese conocer y hacer un balance de las enormes diferencias,que iluminaron nuestra lejana Niñez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario